La fotografía como viaje interior
El miércoles pasado estuve recibiendo la entrega final de mis alumnos de fotografía básica. Para quienes no saben, llevo siendo docente desde hace casi 8 años, trabajando de forma personalizada y en el programa de educación continuada de La Escuela Labloom en Bogotá.
Cada entrega siempre es algo especial, pero últimamente he decidido "envenenar" cada vez mas a mis alumnos y darles un poco de mi visión frente a la fotografía. Esto con el fin de compartir este camino que cada día disfruto más, el lenguaje fotográfico. Lo cierto es que en este curso que terminó me encontré que esa inyección de pasión fue muy bien recibida, y que muchos de los alumnos, todos ellos ocupados en múltiples actividades, dedicaron un gran tiempo al desarrollo de sus fotos finales.
El resultado, fueron mini-proyectos fotográficos muy diversos, como dijo Paola un viaje al interior de cada uno. Algunos llegaban para mostrar cosas, tomar fotos y resultaron encontrandose en el camino, descubriendo su propia mirada.
Las fotos que acompañan este post son para mi ese mismo viaje interior, un espacio privado hecho público. La primera foto se refiere directamente a mi habitación, dibujada digitalmente a la manera de un fantasma sobre un bosque, ligera, transparente, reflectante.
La segunda, es un afianzamiento del concepto, una materia sólida, real. Esta segunda fotografía que hace parte de la serie Construcciones Espaciales, hace parte del nuevo camino por el cual estoy transitando. La primera parte fue la implantación que se hacia en lugares vírgenes, ahora es la busqueda de las certezas en lugares habitados.
Lo que hago a veces no tiene nombre, es una mezcla de estética, luz, filosofía y concepto cuyo fin es tocar las fibras de la gente que pasa día a día a mi alrededor, y a veces... como con mi grupo de clase, creo que lo estoy logrando.